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SIENDO HUMANOS

¿Por qué elegir estas dos palabras cómo nombre de un blog?
Por que básicamente, para expresar un trabajo ya iniciado, debemos nominarlo. Por ello elegimos SIENDO para mostrar nuestro ser en movimiento, inquieto, abierto, en búsqueda permanente de la Verdad, representando así nuestro ser, nuestro hacer o no hacer, nuestra conducta y sobre todo nuestra actitud ante todo lo que a diario nos toca vivir.Es lo ontológico.Y HUMANOS, esta palabra viene de Humus: Tierra. No sólo hace referencia a la tierra en sí, sino a todo lo que ella representa: la necesidad de un cambio de actitud en el tratamiento al medio ambiente, el proceder de la voluntad humana libre, con advertencia del bien o mal que se hace a la Naturaleza en todas sus manifestaciones.
Si cada mañana, al iniciar el día, lo hacemos SIENDO HUMANOS, nuestra vinculación con el mundo, nuestra interacción con los hombres y el medio ambiente, empezará a hacernos sentir en armonía con nosotros mismos y pero sobre todo..... con los demás.


sábado, 31 de mayo de 2008

7 DE JULIO DÍA MUNDIAL DE LA CONSERVACIÓN DEL SUELO

MANIFIESTO DE PARANA 2004 XIX CACS
Conclusión de la Mesa de Trabajo durante el Congreso de Suelo -Entre Rios - 2004

Colaboración del Ing. Fernando Galizzi

Bajo el lema “Cambio en el uso de la Tierra, Educación y Sustentabilidad”; más de 500 investigadores y profesionales de nuestro país y el extranjero se reunieron en Paraná convocados por la AACS en el XIX CACS. Durante 4 días analizaron los últimos avances relacionados con la ciencia del suelo y reflexionaron sobre la sustentabilidad de los sistemas productivos actuales. El uso actual de la tierra, la apertura de la frontera agropecuaria y las respuestas de los sistemas de producción, cuyo principal problema es la degradación de los recursos naturales (entre ellos el suelo), requiere del esfuerzo conjunto de todos para generar conocimientos y, además espacios de discusión para aportar a las políticas de estado y a la sociedad toda porque explicitar es buena parte de la solución. La generación de nuevos espacios y el sostenimiento de ellos en el tiempo debe ser nuestro desafío.

Problemática

La conservación del recurso suelo cobra particular importancia: las evidencias relativas a pérdidas de productividad debidas a la agriculturalización no son nuevas, pero adquieren especial importancia en momentos como los actuales. Mayor superficie sembrada con cultivos anuales, tanto en la Pradera Pampeana como en otras regiones del país, sugieren la posibilidad de agravamiento de procesos de degradación. Menor diversificación productiva debido a cambios en la rentabilidad relativa de actividades (caso de la soja), pueden eventualmente complicar aún más las decisiones de uso sustentable de los recursos.

La problemática de la sustentabilidad de los recursos a través del tiempo resulta compleja por las diversas fuerzas que actúan en forma simultánea. La "demanda" y la "oferta" de sustentabilidad dependen de múltiples factores. Entre los factores determinantes de la "demanda", algunos son propios de la sicología empresaria: entre ellos la impaciencia por ingresos presentes contra los futuros, la capacidad de detectar avances tecnológicos y adaptarlos a su empresa y la tolerancia del productor a los riesgos que son inherentes a distintas tecnologías. La demanda depende también - y fundamentalmente - de percepciones de ahorros en costos (o aumentos de ingresos) que resultan de mayores niveles de adopción de prácticas sustentables. El hecho es que, en ausencia de coerción, la demanda de sustentabilidad depende de decisiones.

El problema de la degradación del suelo es que precisamente el impacto de ésta puede ser inicialmente leve, y por lo tanto difícil de detectar, pero crecientemente importante, e irreversible, cuando ésta progresa. Lo anterior se complica aún más pues la información relativa a este proceso de degradación constituye en una medida importante un "bien público", cuyo valor no puede ser internalizado en su totalidad por aquel que lo generó. Pero la adopción de prácticas sustentables depende también de los flujos temporales de ingresos y costos que resultan de éstas, y de la preferencia del empresario por estos flujos temporales. La discusión se ha planteado en torno a si los costos del sostenimiento del equilibrio ecológico deben ser soportados por toda la comunidad o por el productor.

Argentina puede llegar a producir 100 millones de toneladas de granos en 7 años, pero existen limitantes para que ello pueda ocurrir. Estas son exógenas (economía mundial) y endógenas (el marco jurídico, infraestructura de puertos, caminos y transporte, sistema financiero y la sustentabilidad de los sistemas de producción). Se requiere de inversiones en estructura de orden de los U$S 8.000 y la duplicación del uso de fertilizantes.

Soja, monocultivo y rotaciones

Existe una preocupación que se ha incorporado a la agenda de debate de la opinión pública argentina. Las evidencias científicas disponibles se van acumulando en el sentido de que la combinación: siembra directa más el monocultivo de soja tolerante a glifosato no constituye, en la región pampeana, una alternativa sustentable. Paralelamente, está instalada la percepción, fundamentada en sólidos argumentos técnicos, de que el proceso de agriculturización que se observa en las zonas extra-pampeanas, especialmente el NEA y el NOA, atribuible, en su casi totalidad, a la expansión del monocultivo de soja, constituye un sendero incompatible con la sustentabilidad.

Las diferencias en rentabilidad existentes entre las oleaginosas (fundamentalmente la Soja) y los cereales (Trigo y Maíz), la existencia de retenciones a las exportaciones, sumadas a los enormes costos de comercialización, conspiran en forma directa con la inclusión en mayor proporción de cultivos de cereales en la rotación, que permitan alcanzar un sistema de producción más estable. El ponerse a trabajar a mediano plazo en la solución de las limitantes estructurales que permitan recuperar competitividad a los cereales frente a las oleaginosas será uno de los caminos necesarios a recorrer los próximos años y, en forma simultanea, habrá que trabajar aceleradamente en la concientización y difusión de todo lo que implica el monocultivo para la Sustentabilidad del Sistema, orientados fundamentalmente a los propietarios de las tierras, para que en sus contratos de arrendamiento y/o aparcería incluyan cláusulas especificas referidas a la conservación de los recursos.

Los resultados presentados permiten decir que: 1) no es sostenible el monocultivo de soja, 2) la soja continua con siembra directa y coberturas de invierno por gramíneas que dejen rastrojo tendrían tasas de erosión próximas a las tolerables, pero el suelo perdería materia orgánica a mediano y largo plazo, 3) la soja puede integrar sistemas sostenibles para el recurso suelo, tanto en cuanto a tasa de erosión como en cuanto a contenido de materia orgánica, dentro de rotación con pasturas, aún utilizando laboreo reducido. Finalmente, es importante señalar que las rotaciones con pasturas comparadas con los cultivos continuos, utilizan agroquímicos y combustibles fósiles sólo la mitad del tiempo, lo que significa un mérito del punto de vista de las preocupaciones medioambientales contemporáneas.

Cualquier decisión que la sociedad tome, a partir de la situación definida por el conjunto de variables del contexto externo, en el sentido de retornar a planteos productivos que acerquen al punto adecuado de equilibrio socio-económico-ecológico, indefectiblemente va a implicar costos. Por ejemplo, pasar del actual planteo productivo predominante en las 7 millones de hectáreas de la zona núcleo sojera-maicera, a una que incluya rotaciones con ganadería de engorde a base de pasturas permanentes (compatible con la sustentabilidad de largo plazo), implicaría resignar unos 1350 millones de pesos anuales.

Arrendamiento, dueños de campos y sustentabilidad

Algunas cifras ilustran sobre aspectos que impactan sobre la sostenibilidad de recursos en el sector agropecuario. Al respecto, entre 1988 y 2002 el número total de empresas agropecuarias del país se redujo en un 21% , con un correspondiente aumento del 23% en la superficie media de éstas. Estos cambios fueron aún más notables en las provincias pampeanas, donde los aumentos de tamaño oscilan (según la provincia) entre el 30 y el 40%. Otro dato interesante es que la producción en campos arrendados está en el orden del 40 a 50%. Sin embargo, por lo que se ha podido analizar, el hecho de que existan empresas de mayor superficie o con una proporción importante de campos arrendados no implica un uso del suelo menos sustentable que los productores propietarios.

El negocio agrícola genera una renta determinada que es compartida por los actores o propietarios de los recursos participantes. La viabilidad económica de todo el negocio, depende de su viabilidad ecológica para ser sustentable. Los agricultores y los propietarios de la tierra están navegando en el mismo barco. Ambos dependen de los precios de los commodities, de la evolución de la tecnología y del cuidado del ambiente y del suelo para que el buen negocio perdure.

La sustentabilidad tiene un costo para el productor y para la sociedad. La duración de los contratos de arrendamiento debería ser superior a los tres años para que los costos y beneficios de la sustentabilidad se puedan compartir con los distintos actores del sistema productivo y con la sociedad.

Los dueños de los campos tienen una responsabilidad de igual magnitud a la de los productores en la conservación del suelo. El propietario de la tierra, que por diferentes motivos cede la explotación a un tercero, no es un observador pasivo, es un socio a largo plazo. Es quien determina las condiciones del arrendamiento y también es responsable de que su negocio sea “sustentable”. Seguir obteniendo 6, 8 o 12 quintales de soja de arrendamiento por su campo a lo largo del tiempo depende de los mercados, de las políticas de Estado, de la salud de las empresas agrícolas y de la conservación del recurso. El desafío que enfrentamos como sociedad es lograr el consenso en el diseño e implementación de estrategias de intervención que impliquen una restauración del equilibrio entre eficiencia de corto plazo y conservación de la base de recursos naturales, con una distribución equitativa de los costos asociados.

Para terminar

La tecnología ha permitido y sin duda permitirá en el futuro compensar en parte las pérdidas de productividad por el deterioro de los suelos.

Sin embargo, el problema ambiental adquiere importancia singular en un contexto económico global, sobre todo en las economías desarrolladas que valoran de manera creciente la calidad del entorno. La demanda de alimentos saludables, la trazabilidad exigida en algunos productos y procesos, la

garantía de buena gestión ambiental, las etiquetas "verdes", los protocolos de producción orgánica o natural son, entre otros, factores que regularán el futuro comercio agropecuario. Como estos elementos pueden jugar decisivamente en los mercados más exigentes y de mayor poder adquisitivo, es previsible que el problema ambiental aparezca cada vez más vinculado a aspectos económicos y comerciales.

Evidentemente, la sustentabilidad no puede ser vista o direccionada únicamente por aspectos económicos, legales o de mercados. Sin dudas, la educación y enseñanza de la Ciencia del Suelo en la Argentina, con el objeto de desarrollar en su Sociedad y con ella un proceso de concientización y compromiso ciudadano, dará los mejores frutos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

este articulo es muy bueno ya que es de mucha importancia el dia mundial del suelo