martes, 5 de mayo de 2009

Cuando la imaginación nos enferma


En el cerebro hay un dispositivo que puede salvar la vida... o arruinarla.

Su funcionamiento sano da lugar a algo que, aunque suene a sabiduría adquirida,

en verdad nos viene escrito en el instinto: la prudencia.

Esta palabra viene de "pro-videncia":

"ver por adelantado lo que podría suceder" ("pre-ver", "pre-venir").

Tal anticipación permite que tomemos medidas para, eventualmente, protegernos.


PERO... aunque todos los animales tienen este dispositivo,

en el mamífero humano sucede algo especial:

la capacidad de imaginación puede DESAJUSTAR su mecanismo,

creando así auténticas películas de terror

de las que somos guionistas... y desesperado público.

En mecánica, si una pieza queda suelta, moviéndose sin sentido, se dice que "gira loca".


De allí la aplicación de este término a lo psicológico.

Cuando los miedos utilizan el combustible de la imaginación... arden!

Y el mecanismo instintivo auto-protector "se vuelve loco".

Además, con diversos intereses ocultos o no, algunos difusores sociales,

en vez incentivar a la prudencia son propulsores del miedo,

con datos incorrectos, estadísticas parciales, rumores sin confirmar, profecías paralizantes...


Así se vuelven directores de nuestra aterradora película,

agregándole efectos especiales, personajes siniestros y un guión fatal.


¿Resultado?

Ya NO prudencia, sino conductas compulsivas

que nos impiden ser eficaces, solidarios,y genuinamente auto-cuidadosos.


Esto genera lo que llamamos stress por imaginación sobreestimulada

Las Neurociencias saben que cada imagen aterradora auto-creada

segrega las mismas sustancias internas que una amenaza real, enfermándonos.


Necesitamos gestar momentos de SILENCIO y QUIETUD

que nos desintoxiquen de esa polución interior.

Así podremos ejercer la capacidad de discernir.

Qué temores nacen de nuestra imaginación desbordada?

Cuándo minimizamos lo que sucede y cuándo estamos siendo sensatos?

Quiénes nos ayudan a tomar recaudos inteligentes

y quiénes a confundirnos?

O sea:

calmar a nuestro animalito interno asustado

para que el miedo en sí mismo no resulte un virus psicológico.


Te convidamos un muy antiguo relato oriental…

que parece escrito hoy:


“Un día un peregrino se encontró con la Plaga

y le preguntó adónde iba:

- A Samarkanda, -le contestó-;

me tengo que llevar a cuatrocientas personas.

Pasó una semana y cuando el peregrino

se volvió a encontrar con ella

que regresaba de su viaje

la interpeló indignado:

- ¡Me dijiste que ibas a matar sólo a cuatrocientas personas

y mataste a tres mil!

La Plaga le respondió verazmente:

- ¡Eso no fue así!

Yo sólo maté a cuatrocientas,como te previne.

A las otras dos mil seiscientas no las maté yo:

las mató el Miedo."


Fuentes: V. Gawel , E. Sosa

2 comentarios:

  1. Palabras para pensar y reflexionar. Oportunas en estos momentos de incertidumbres y preguntas sin respuestas. Si TODOS aportamos mensajes esperanzadores y reconfortantes, las personas lograremos saber que no estamos solos y que la realidad, amenazante y aterradora,para algunos, y minimizada por otros puede ser compartida con dosis homeopáticas y constantes de afecto, solidaridad y respeto.
    "Cuando la imaginación nos enferma", la vacuna es una búsqueda personal y dispuestos a compartirla. No es necesario grandes títulos, ni doctorados. Simplemente y SIENDO HUMANOS, lo lograremos.

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  2. DIOS tiene marcado para nosotros un destino que debemos descubrir, siempre encontraremos en el rosas rojas y algunos cactus. La sabiduria es saber por que camino seguir, tal vez el de rosas sea hermoso y el de cactus peligroso... PERO PENSEMOS un instante antes de emprender el camino que a simple vista es el correcto y seguro. ojo PODRIA SER EL OTRO.
    MONICA MUFFATTI

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