Saber que en nuestra propia casa podemos ser protagonistas de la lucha para la preservación del medio ambiente puede ser una salida a la crisis ecológica.
El problema de la basura es grave en todo el mundo. Más de la mitad de los residuos que se tiran a diario son materias orgánicas, es decir, restos rápidamente degradables por la naturaleza. Si tomáramos la decisión de transformarlos, disminuiríamos la contaminación y la tarea inútil de transportar y depositar en vertederos cantidades inconmensurables de residuos orgánicos.
Por otra parte, se tendría la posibilidad de obtener toneladas de excelente abono orgánico con el que se podría revertir la degradación de los suelos en nuestra propia provincia y embellecer nuestros espacios verdes.
Saber que en nuestra propia casa podemos ser protagonistas de la lucha para la preservación del medio ambiente puede ser una salida positiva a la crisis ecológica. Preocuparnos y rectificar rumbos en medio de la sociedad de consumo es una manera concreta de insertarnos en esta epopeya del tercer milenio.
LAS 5 Rs Y
REDUCIR, REUTILIZAR, RECICLAR, RETORNAR, REPARAR
La práctica de reducir el volumen de materiales utilizados evitará una posterior acumulación innecesaria. Una manera eficaz de reducir es evitar materiales cuya duración en nuestras manos sea mínima.
Es el caso de las bandejas para los alimentos o la bolsa de plástico individual para cada una de las variedades de fruta o verduras. Mezclar en una misma bolsa de plástico o mejor llevar un cestito de mimbre para transportarlas dentro del carrito ahorra gran cantidad de desechos. En el mercado podemos escoger productos a granel en vez de empaquetados. Escoger la forma de presentación para llevarnos el mínimo residuo es una cuestión de conciencia. Además, reducir también implica pensar si necesitamos realmente aquello que vamos a comprar.
Muchas veces adquirimos productos sin valorar su utilidad en aquel preciso momento. La compra impulsiva no ayuda en absoluto a reducir la basura doméstica.
Reutilizar se aplica a productos a los que, una vez utilizados, podemos dar otros usos. Un bote de vidrio, por ejemplo, cuando queda vacío puede ser útil para llenarlo con conservas caseras o frutos secos comprados a granel. La reutilización también tiene mucho que ver con el hecho de que otras personas puedan acceder a un objeto que para nosotros ha dejado de tener un uso. Este podría ser el caso de una bicicleta que se le ha quedado pequeña a un niño y que podemos dar a otro. Lo mismo podríamos decir de la ropa que se nos queda pequeña o simplemente que ya no nos es necesaria. Alargando la vida útil de un objeto evitamos que se produzcan residuos, en definitiva, disminuimos el volumen.
Reciclar es dar valor para que las materias primas del objeto desechado se puedan volver a utilizar en la fabricación de nuevos productos, ya sea el mismo producto o uno diferente. Un vaso de plástico compostable en medio de la pila de compost deja de ser útil para beber, pero se convierte en un material para fertilizar el suelo.
El compostaje es una de las actividades que mejor definen el concepto de reciclar. El compost es mucho más que un fertilizante o un agente saludable para la tierra. Es un símbolo de la continuidad de la vida. El compostaje es un proceso artificial que estabiliza e higieniza un producto en descomposición. La materia orgánica compostable es un subproducto de la civilización humana y además un producto solidario para compartir con zonas de nuestra provincia afectadas por el empobrecimiento edáfico o desertización.
Reciclar y dar un buen uso a la materia orgánica disponible es, en definitiva, propiciar la vida.
Retornar es una actividad básica para que las primeras 3 R sean posibles. Los envases retornables con un precio de depósito quizá serían el ejemplo más conocido, aunque cada vez haya menos en el mercado. Sin el gesto de retornar un objeto a su punto de inicio o a un intermediario que posibilite su reutilización o reciclaje, la reducción de los residuos no es posible. Si todos juntos contribuyésemos a retornar los residuos valorizables ya sea en un punto verde o en el punto de partida (por ejemplo, el comercio donde lo hemos adquirido), la tasa de residuos valorizables se incrementaría.
La cuestión, entonces, no es mirar un poco más a largo plazo, sino observar las repercusiones de nuestras acciones diarias más allá de nuestros ojos. Finalmente, muchos útiles cotidianos pueden ser reparados.
Reparar puede requerir sustituir alguna pieza, pero evita residuos.
LA RECOGIDA SELECTIVA
Separar los residuos en distintas fracciones (bolsas o contenedores de distinto color) en puntos convenientemente señalizados, dentro de un horario limitado y dar a cada una el tratamiento adecuado es la clave para manejar bien los residuos.
Es responsabilidad de nuestros municipios dotarse de los medios técnicos y humanos para recoger selectivamente nuestros RSU. El reto consiste en hacerlo de la forma más eficaz, garantizando además la higiene y la comodidad de los usuarios.
Para esto se han inventado multitud de sistemas: contenedores o instalaciones específicas para entrega de los residuos, así como camiones de distintos tipos. Cada sistema tiene sus ventajas e inconvenientes.
Separen bien desde casa las distintas fracciones de las basuras: orgánico, plástico, vidrio, papel, lata, trapo, otros.
Luego el Municipio lo traslada hacia una planta de separación de residuos, allí los separan manualmente o bien automáticamente por detección de color y luego del tratamiento especial según las características del material, lo comercializan o son reutilizados en el caso del orgánico.
ACTIVIDAD RENTABLE
El hecho es que el encarecimiento de las materias primas y de la energía hace del reciclaje de la basura una actividad cada vez más rentable. Sólo un dato: según un estudio del Instituto de Economía Alemana, la conversión de material de desecho de la economía nacional alemana en materia prima supone un ahorro anual de 3.700 millones de euros.
Además, hay que tener en cuenta que el mercado del reciclaje y la gestión de los residuos como activo económico se encuentran en pleno crecimiento. Las constantes innovaciones tecnológicas supondrán en un futuro próximo mayores rendimientos para la industria.
Una sociedad sana es aquella en la que el desecho se ha reducido al máximo y en la que una parte de la energía se invierte en evitar que los materiales se conviertan en un elemento que contamine.
Por eso es necesario que se retrase al máximo su deterioro final y se exija la recogida selectiva. El equilibrio entre el impacto de un material de desecho en el medio y el proceso tecnológico para alargar su vida útil es un aspecto clave y que identifica una sociedad ambientalmente avanzada. Entendemos por recogida selectiva la actividad de escoger desde el hogar, el comercio, la oficina, la escuela, etc., los elementos de desecho para que puedan ser reciclados, es decir, convertidos en nuevos usos.
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