No ha envejecido, porque no ha dejado de enamorarse: de la vida, de la gente, de sus proyectos solidarios. Pero Vicente Ferrer dista mucho de ser un romántico. Para él, la acción consiste en poner en práctica las ideas, y el idealismo no es otra cosa que actuar.
Flanqueado por Ana -esposa y compañera de singladura solidaria- y por el equipo directivo de la Fundación Vicente Ferrer, a este afable profeta de la acción en favor de los más necesitados se le ve cómodo, acostumbrado al papel de hablar, aunque resulte evidente que prefiere escuchar a los demás y trabajar por ellos. Se expresa con una lenta y dulce cadencia, y en un desarmante ejercicio de modestia y de respeto al interlocutor no regatea esfuerzo ni tiempo para hilvanar y ordenar sus ideas. En cada momento, se percibe que tanto la manera de pensar como de comunicarse de Vicente Ferrer están muy imbuidas de la espiritualidad oriental y del desapego a lo material.
Ferrer no se siente personaje histórico pero ello no obsta para que aspire a que su obra, su ingente proyecto, sobreviva al paso del tiempo. Es maestro, pero no se reclama líder ni profeta. Reconoce sin ambages que el objetivo que le mueve a viajar una vez al año desde la India a España es conseguir fondos y asegura que "debemos sacar el máximo provecho del dinero para llevar adelante nuestros proyectos educativos, sanitarios y laborales". En la región sureña de Anantapur, en el Estado de Andhra Pradesh, más de dos millones de personas han vinculado su economía y su sistema de vida a los logros de la Fundación Vicente Ferrer. Este sistema dentro del sistema ha adquirido ahora signos de normalidad, pero no siempre fue así.
"Padre Ferrer, tómese unas cortas vacaciones y luego regrese a la India". Estas diplomáticas palabras enviadas por telegrama en la primavera de 1968 llevaban la firma de la presidenta Indira Gandhi. Las castas más poderosas e influyentes de la India, temerosas de las mejoras sociales que los programas de actuación de los equipos de Vicente Ferrer estaban consiguiendo para la población, acusaron a este trabajador infatigable de querer convertir al cristianismo a los campesinos cuando este objetivo nunca inspiró a nuestro personaje. Pero fueron precisamente los campesinos, los pobres entre los pobres, quienes se manifestaron para exigir que volviera el hombre flemático que impulsaba la construcción de pozos, clínicas rurales y escuelas. Han pasado desde entonces más de 30 años y el esfuerzo de Fundación Vicente Ferrer se plasma en 1.500 aldeas dotadas de infraestructuras, donde el agua es potable, donde hay camas en los hospitales, donde hay libros y niños que aprenden a leer y donde las cooperativas agrícolas generan actividad económica y riqueza.Discapacitados, mujeres e intocables siguen siendo pobres, pero comienzan a creer que se puede vivir sin someterse sumisamente a la tiranía de la pobreza.
Nosotros nacimos con la idea de construir una manifestación externa del bien. Fuimos creciendo y multiplicamos los efectivos, adecuando los recursos para que nuestro trabajo llegara no a cientos sino a miles de personas, entendiendo que para ser eficientes teníamos que usar los medios más adecuados. Y así, aquel sueño dejó de ser un pequeño proyecto en mundo distinto: estamos en la India, en un sistema particular, y esto nos diferencia de los que buscan otras organizaciones en otros países aunque en esencia todos nos esforzamos en lo mismo, en la convicción de con muy poca cosa se puede hacer feliz a otra persona. De ahí nace el deseo de poder llegar a millones de seres humanos, en este caso de la India, de contribuir a disminuir el sufrimiento mediante el recurso a la compasión espontánea.
-La zona en la que lleva adelante su acción la Fundación llega a dos millones de habitantes. Esto muestra que los problemas tienen solución, al menos paliativa, pero aceptará que no puede pedirse al mundo desarrollado que genere mil padres Vicente Ferrer para acabar con el subdesarrollo en los países más pobres del mundo. ¿Qué debe hacer la Unión Europea y los países más ricos del mundo?
Permítame hacerle una pregunta: ¿Cómo podemos restaurar la sociedad si no hay una reacción masiva en los pueblos que pueden dar? Ha de producirse una revolución, que mueva las masas desde el convencimiento de que en esta epopeya necesitamos un heroísmo colectivo. Sin reconocer que la humanidad está enferma no podemos ganar la gran batalla. Es cierto, la sociedad ha podido estar enferma durante toda su existencia, pero es en este tiempo cuando se produce la gran tragedia de una coexistencia entre los recursos abundantes y la extrema pobreza. Una parte de la Tierra lo tiene todo en las manos, y no obstante, sufre también por la desarmonía global del planeta. Los intereses creados desarmonizan al hombre individuo del Norte, que sufre en su lucha entre el bien y el egoísmo, y su desequilibrio se ve trasladado a la sociedad. ¿Por qué no lo hemos solucionado, por qué no tenemos ya resuelto el problema de las grandes diferencias, de seres que están condenados a una vida infrahumana mientras que potros muchos seres viven en la opulencia? Pero soy optimista, pienso en los logros que se han ido consiguiendo y en los miles de años que han tenido que pasar hasta llegar a este momento.
-A pesar de sus inicios religiosos, su vida es un ejemplo de anteponer siempre la emancipación de los pobres al discurso evangelizador. ¿Es la ayuda al necesitado la buena acción por excelencia?
Déjeme que le explique. En mi caso, se cumplía el tercer año de mi formación religiosa, es ese el momento cuando has de salir pertrechado con el espíritu pero yo decidí alejarme de la espiritualidad. Decidí que lo más me importaba era escuchar y obedecer a mi convencimiento de que a la santidad se llega por los caminos más terrestres. Para mí, actuar es lo más importante, es la última espiritualidad, porque va un paso más allá de la oración, porque en tu acción buena se mueve todo tu ser: la parte física, el sentimiento, las sensaciones...
-Es de suponer que fue entonces cuando acuñó el lema que más le define: "la acción contiene en sí toda la filosofía, todo el universo y al mismo Dios"
Cuando empecé a trabajar en las misiones, todo se fundó alrededor de la acción, de disminuir el sufrimiento de los seres humanos, que no consiste en imponer nada sino en ayudar a mitigar el dolor. Formamos una organización semejante a la de ahora, con mi propio catecismo, hablando a los campesinos y diciéndoles que los dos hijos de una madre no son hermanos, se hacen hermanos cuando uno ayuda al otro. Si queréis ser ricos, dad; si queréis ser pobres no deis nada a nadie. Y así fui elaborando los mandamientos que se pueden resumir en el concepto filial entre los seres humanos. Parto de que todos nos debemos a la sociedad en la que hemos crecido y que le debemos devolver lo que nos da. Si haces cuentas y sólo entregas lo que has recibido, significa que no has dado nada, sólo has devuelto.
-Se financian en gran parte a través del apadrinamiento de niños de una comunidad, ¿Por qué esta fórmula?
Es el sistema de solidaridad más perfecto para contribuir al desarrollo de los países pobres, ya que garantiza una donación permanente durante un largo periodo de tiempo. Unir una familia española con una familia india resulta emotivo y una experiencia muy fuerte para los "padrinos". Muchos de ellos nos agradecen esta posibilidad de relacionarse con la familia ayudada. Tenemos 64.000 niños y niñas apadrinados, y queremos lograr 30.000 más. Uno de los programas más importantes es impartir educación lectiva a estos niños. En la India los pobres piensan que la educación no es para ellos, y nosotros trabajamos para que, en primer lugar sepan que también tienen derecho a estudiar, y para que, después, estudien de verdad.
-Un año más ha visitado España para recabar fondos. A sus 82 años contagia a todo el mundo con su espíritu inconformista y sereno a la vez, pero ¿no le pide el cuerpo descansar un poco?
La Fundación funciona sin mí, pero yo no sin ella. Tenemos un equipo directivo de más de veinte personas completamente dedicadas al proyecto. Y casi todas ellas son indios del pueblo que llevan más de veinte años trabajando en la organización. Eran, en un inicio, pobres e incultos pero han estudiado y se han instruido hasta el punto de que están capacitados para trabajar a este nivel directivo y de organización de proyectos. Y no se van a ir de la Fundación porque son de allí, del pueblo. El proyecto de la Fundación Vicente Ferrer no termina en Vicente Ferrer, sólo empezó con él.
El Humanista Vicente Ferrer fue enterrado hoy 22 de junio en el municipio sureño indio de Bathalapalli, uno de los centros neurálgicos de su obra social, ante miles de personas, entre ellas sus familiares.
Vicente Ferrer quien entendió que la paz no es sólo la ausencia de conflictos sino también la lucha contra la discriminación, el sufrimiento y la pobreza.
"Hay personas que no deberían morir, porque son valiosas, porque son amadas, porque son únicas".
Quien esté interesado en la acción de Vicente Ferrer puede dirigirse a:
Fuentes, EFE, Consumer,El Mundo.es
1 comentario:
Fue un gran hombre que hizo mucho por tanta gente... da pena que se muera gente así, la verdad.
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