En el cerebro hay un dispositivo que puede salvar la vida... o arruinarla.
Su funcionamiento sano da lugar a algo que,
en verdad nos viene escrito en el instinto: la prudencia.
Esta palabra viene de "pro-videncia":
"ver por adelantado lo que podría suceder" ("pre-ver", "pre-venir").
Tal anticipación permite que tomemos medidas para,
PERO... aunque todos los animales tienen este dispositivo,
en el mamífero humano sucede algo especial:
la capacidad de imaginación puede DESAJUSTAR su mecanismo,
creando así auténticas películas de terror
de las que somos guionistas... y desesperado público.
En mecánica, si una pieza queda suelta, moviéndose sin sentido,
De allí la aplicación de este término a lo psicológico.
Cuando los miedos utilizan el combustible de la imaginación... arden!
Y el mecanismo instintivo auto-protector "se vuelve loco".
Además, con diversos intereses ocultos o no, algunos difusores sociales,
en vez incentivar a la prudencia son propulsores del miedo,
con datos incorrectos, estadísticas parciales,
Así se vuelven directores de nuestra aterradora película,
agregándole efectos especiales, personajes siniestros y un guión fatal.
¿Resultado?
Ya NO prudencia, sino conductas compulsivas
que nos impiden ser eficaces, solidarios,
Esto genera lo que llamamos stress por imaginación sobreestimulada
Las Neurociencias saben que cada imagen aterradora auto-creada
segrega las mismas sustancias internas
Necesitamos gestar momentos de SILENCIO y QUIETUD
que nos desintoxiquen de esa polución interior.
Así podremos ejercer la capacidad de discernir.
Qué temores nacen de nuestra imaginación desbordada?
Cuándo minimizamos lo que sucede y cuándo estamos siendo sensatos?
Quiénes nos ayudan a tomar recaudos inteligentes
y quiénes a confundirnos?
O sea:
calmar a nuestro animalito interno asustado
para que el miedo en sí mismo no resulte un virus psicológico.
Te convidamos un muy antiguo relato oriental…
que parece escrito hoy:
“Un día un peregrino se encontró con
y le preguntó adónde iba:
- A Samarkanda, -le contestó-;
me tengo que llevar a cuatrocientas personas.
Pasó una semana y cuando el peregrino
se volvió a encontrar con ella
que regresaba de su viaje
la interpeló indignado:
- ¡Me dijiste que ibas a matar
y mataste a tres mil!
- ¡Eso no fue así!
Yo sólo maté a cuatrocientas,
A las otras dos mil seiscientas
las mató el Miedo."
2 comentarios:
Palabras para pensar y reflexionar. Oportunas en estos momentos de incertidumbres y preguntas sin respuestas. Si TODOS aportamos mensajes esperanzadores y reconfortantes, las personas lograremos saber que no estamos solos y que la realidad, amenazante y aterradora,para algunos, y minimizada por otros puede ser compartida con dosis homeopáticas y constantes de afecto, solidaridad y respeto.
"Cuando la imaginación nos enferma", la vacuna es una búsqueda personal y dispuestos a compartirla. No es necesario grandes títulos, ni doctorados. Simplemente y SIENDO HUMANOS, lo lograremos.
DIOS tiene marcado para nosotros un destino que debemos descubrir, siempre encontraremos en el rosas rojas y algunos cactus. La sabiduria es saber por que camino seguir, tal vez el de rosas sea hermoso y el de cactus peligroso... PERO PENSEMOS un instante antes de emprender el camino que a simple vista es el correcto y seguro. ojo PODRIA SER EL OTRO.
MONICA MUFFATTI
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