Por Los Chicos "Dona comida gratis"

SIENDO HUMANOS

¿Por qué elegir estas dos palabras cómo nombre de un blog?
Por que básicamente, para expresar un trabajo ya iniciado, debemos nominarlo. Por ello elegimos SIENDO para mostrar nuestro ser en movimiento, inquieto, abierto, en búsqueda permanente de la Verdad, representando así nuestro ser, nuestro hacer o no hacer, nuestra conducta y sobre todo nuestra actitud ante todo lo que a diario nos toca vivir.Es lo ontológico.Y HUMANOS, esta palabra viene de Humus: Tierra. No sólo hace referencia a la tierra en sí, sino a todo lo que ella representa: la necesidad de un cambio de actitud en el tratamiento al medio ambiente, el proceder de la voluntad humana libre, con advertencia del bien o mal que se hace a la Naturaleza en todas sus manifestaciones.
Si cada mañana, al iniciar el día, lo hacemos SIENDO HUMANOS, nuestra vinculación con el mundo, nuestra interacción con los hombres y el medio ambiente, empezará a hacernos sentir en armonía con nosotros mismos y pero sobre todo..... con los demás.


domingo, 1 de junio de 2008

5 DE JUNIO DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE

5 de Junio Día Mundial del Medio AmbienteFotografía Rarindra Prakarsa

Por Álvaro Leiva
El Día Mundial del Medio Ambiente se conmemora del 5 de junio de cada año. Es el vehículo a través del cual las Naciones Unidas estimulan la concienciación sobre el ambiente a nivel mundial, además de promover la atención y acción política, reconociendo que el cambio climático se está convirtiendo en la cuestión más importante de nuestra era.
Ambiente y Ecología
Que es ser ecologista
La ecología es vivir en armonía y respeto con uno mismo, con todos los seres vivos y elementos de la naturaleza. El compromiso verde implica principios y valores que deben reflejarse en nuestra vida diaria y en nuestra relación con lo que nos rodea.
Ecología social
La ecología social no quiere sólo el medido ambiente, quiere el ambiente entero. Inserta al ser humano y a la sociedad dentro de la naturaleza La ecología social propugna un desarrollo sostenible, que atiende a las carencias de los seres humanos de hoy sin sacrificar el capital natural de la Tierra, tomando también en consideración las necesidades de las generaciones del mañana, con derecho a satisfacerse y a heredar una Tierra habitable, con relaciones humanas minimamente justas. En el imaginario de los fundadores de la sociedad moderna el desarrollo se movía entre dos infinitos: el infinito de los recursos naturales y el infinito del desarrollo hacia el futuro. Pero dichos presupuestos han revelado ser una ilusión. Los recursos no son infinitos, la mayoría se está agotando, principalmente el agua potable y los combustibles fósiles. La moderna cosmología nos enseña que todo tiene que ver con todo en todos los momentos y en todas las circunstancias. El ser humano olvida esa intrincada red de relaciones. Se aleja de ella y se sitúa sobre las cosas, en lugar de sentirse al lado y con ellas en una inmensa comunidad planetaria y cósmica. Es necesario recuperar las actitudes de veneración y respeto a la Tierra.
¿Cuál será el próximo paso?
El próximo paso, entonces, sería exactamente éste: descubrir este capital espiritual inagotable y empezar a organizar la vida, la producción, la sociedad y la cotidianidad a partir de él. Entonces la economía estará al servicio de la vida .este modo de ser más alto. Jesús, Francisco de Asís, Gandhi y tantos otros maestros del pasado y del presente han dado ya anticipadamente este paso.
¿Está muerto el ecologismo?
Las encuestas indican un amplio apoyo, en principio, para la protección del ambiente, pero en la práctica la cosa es distinta. Incluso entre quienes se llaman a ellos mismos ambientalistas, muchos llevan un estilo de vida que a menudo contradice las convicciones que dicen tener. ¿Qué es lo que se ha hecho mal? ¿Cómo es que un movimiento que una vez fue vibrante y esperanzador se ha vuelto desesperanzado y casi irrelevante para tantos? Para volver a ser una fuerza eficaz, el movimiento ecologista deberá enfrentar con éxito una serie de desafíos. En primer lugar tendrá que ir más allá de sus mensajes dominados por la inevitabilidad negativa y adoptar un enfoque más confiado en la afirmación y la victoria de la vida ante los cambios que enfrentamos. Necesitamos, en cambio, comenzar a festejar historias de renacimiento y renovación (que por cierto han existido y existen) a fin de movilizar las energías redentoras necesarias para revertir nuestras tendencias autodestructivas. Los ambientalistas deben salir de sus propios guetos privilegiados e identificarse mental y emotivamente con otros seres humanos. ¿Será posible que aprendamos a preocuparnos por la gente tanto como por las ballenas? Los ambientalistas debemos renunciar a la convicción de que somos los únicos que nos preocupamos por preservar la naturaleza. Los madereros también se preocupan por los bosques y gracias a una más íntima y larga experiencia con la naturaleza que muchos de los activistas ecologistas.
Finalmente, sólo un movimiento que incluya muchos tipos y clases de gente, diversas expresiones de conciencia ambiental y una igual preocupación tanto por la naturaleza como por las personas puede volver a ganar el impulso para enfrentar los desafíos de este trascendental momento.
Neoecologismo
Ecologista: dícese de la persona que pertenece a una asociación ecologista. Creo que no estoy muy confundido si digo que esta es la acepción que se utiliza a TODOS los medios de comunicación y, por difusión, el resto de la sociedad: Se dice “Los ecologistas acusan a (…)”,“Los ecologistas denuncian que(…)”,“Los ecologistas reclaman(…)”,.Si no entendemos así el “ecologismo” (activismo asociativo en defensa del medio ambiente). Creo que deberíamos reconsiderar las estrategias y apostar por otras líneas de actuación. Necesitamos un nuevo ecologismo. NEO-ECOLOGISMO. No decimos NO A TODO, me dirá alguno…genial, porque entonces nos empezamos a entender…empezamos a hablar de neo-ecologismo, porque el mensaje actual de las asociaciones ecologistas es en negativo; lo malo que es esto, lo malo que es lo otro, lo mucho que afecta tal cosa y lo mucho que perjudica la otra. El 90% de los mensajes son en negativo y sólo el 10% en positivo (estadística nada científica, totalmente subjetiva extraída de mi interpretación personal)… y teniendo en cuenta que el ciudadano de a pie se queda sólo con los más llamativo (y sensacionalista) el 100% de lo que le llega es negativo.
¿De qué sirve criticar y no aportar soluciones? De nada
¿Qué efectividad tiene criticar algo si la gente no sabe cuál es la alternativa? Ninguna
¿Qué puede pasar si el mensaje pesimista cala demasiado, aunque no fuese tu intención?: que la ciudadanía se resigne a que esto no tiene solución y no actúe
Resultado: el ecologismo actual no sirve, no es efectivo y puede ser contraproducente.

Quizás, habría que empezar a encajar que un cambio pequeño es mejor que ningún cambio y que las cosas no son a todo o nada
El 90% de los mensajes deben ser alternativas, lenguaje en positivo
El trabajo de los ecologistas debe ser buscando cauces de entendimiento y no denostar por sistema.

Asumir que toda intervención humana tiene su consecuencia en el medio ambiente, producirá algún tipo de afectación al mismo. Es inevitable. La pregunta es ¿hasta donde?
Las soluciones intermedias también pueden ser viables ambientalmente.
Tu vida, tu obra
Desde algún lugar en Nueva York, irrumpe una voz robusta, enérgica, contundente. Es un sonido heroico, guerrero; pero es también arrullo de madre que en cada frase transpira afecto, comprensión, generosidad.
La keniata Premio Nóbel de la Paz, Wangari Maathai cuenta, en una entrevista, sus desvelos en la lucha por la preservación del medio ambiente y la defensa de los derechos humanos.“Si uno desea proteger el entorno, primero tiene que proteger a su gente, a su pueblo. Porque si somos incapaces de preservar a la especie humana, ¿qué objeto tiene salvaguardar las especies vegetales o animales?”, pregunta la “madre de sonrisas victoriosas”, como también se la llama, resumiendo así los ideales que la han guiado en su tenaz cruzada. Creo que en las escuelas se sigue hablando del medio ambiente como si se tratara de algo completamente separado de nuestras vidas. Y así continuamos viendo la naturaleza a través de la mirada de biólogos, geólogos, arqueólogos… Todas ellas son visiones muy interesantes y enriquecedoras, pero parciales. Lo que a mí me preocupa es que aún no hayamos logrado entender que el planeta es una sola unidad de la cual formamos parte y que sin la vida de cada especie nosotros tampoco podremos sobrevivir. Muchas de las actividades que realizamos son profundamente nocivas para nuestro planeta y, por tanto, para nuestro bienestar. Desde que vamos a la escuela se nos educa para que algún día podamos acceder a los bienes que se producen en las fábricas; con el tiempo, eso se convierte en “el ideal del buen vivir”. De ese modo, vamos perdiendo registro del arte y la belleza presentes en la naturaleza, expresados allí en su máximo esplendor. En ese contacto con lo esencial están la sensación de bienestar y felicidad que tanto buscamos, infructuosamente, en los objetos materiales producidos en las fábricas. Hay, en verdad, una mayor preocupación por acumular bienes a expensas de otros semejantes. Creo que en estos momentos los líderes civiles y religiosos tienen una enorme responsabilidad: la de pasar del asiento del fondo al de la primera fila y alzar su voz en lo que a la protección de la Tierra respecta.
El rescate de la utopía
En el desamparo en que se encuentra la humanidad actual se hace urgente rescatar el sentido libertador de la utopía. Necesitamos esperanza. Ella se expresa en el lenguaje de las utopías. Éstas, por su naturaleza, nunca van a realizarse totalmente, pero nos mantienen caminando. La utopía no se opone a la realidad, más bien pertenece a ella, porque ésta no está hecha solamente de aquello que es, sino de lo que todavía es potencial y que un día puede ser. Martin Luther King sostenía ” hemos aprendido a volar como pájaros, hemos aprendido a nadar como los peces. Pero no hemos aprendido aún a vivir como hermanos”.Nos hicieron. Nos hicieron mal, bien, nos lastimaron, nos halagaron, nos usaron, nos amaron, nos desecharon, nos cuidaron, nos excluyeron, nos manipularon... Hemos sido la arcilla y los demás sus alfareros. Y hemos sido a su vez inconscientes alfareros de otros. Muchísima gente vive y muere así: hecha por los demás (padres, maestros, jefes, parejas, el gobierno, la publicidad...). Pero hay otra gente también: la alfarera de sí misma. Quien en algún punto vio cómo estaba hecho por los demás, e hizo de eso su propia arcilla. Para eso hace falta un acto esencial: renunciar a lo que no somos, a lo que no tuvimos, a lo que habríamos querido que fuera, reclamándole al pasado. Que tus palabras sean, valientes palabras, qué no oculten la verdad y no teman proclamarla. Que sean la voz de aquéllos, que ya no pueden ni alzarla. Que tus manos sean, manos entrelazadas, manos con otras tendidas, abiertas, no solitarias. Manos unidas y fuertes que hoy construyan el mañana. Que tu caminar sea, compartida caminada, que busque abrir junto a otras huellas de nueva esperanza. Que tu camino acompañe el caminar del pueblo en marcha. Que tus silencios sean, eco de tus entrañas, crisol de anhelo y proyectos, que sólo el tiempo amalgama. Silencio fértil, simiente que en brotes de vida estalla. Que tu vida entrega sea, para que valga la pena, ser vivida y no... mal gastada.
Fuentes: Leonardo Boff, Mark Sommer, Indarky, Wangari Maathai, David Suzuki, Marcelo Murua, Enrique González Martínez.

No hay comentarios: